miércoles, 26 de noviembre de 2014

Conferencia "EL maestro de Educación Inicial y su Contribución en la construcción de subjetividades"

EL MAESTRO DE EDUCACION INICIAL    Y SU CONTRIBUCIÓN EN LA CONSTRUCCIÓN DE SUBJETIVIDADES.
 LIC ADRIANA BISIO CONDE
REVISTA QUE HACER EDUCATIVO – CONFERENCIA ONLINE

La conferencia está a cargo de la maestra y psicóloga Adriana Bisio Conde, quien comienza destacando el interés que tiene por acercar un tema importante para los docentes; el rol del maestro y la intervención del mismo en la subjetividad del niño.
Adriana plantea que no todos los maestros son conscientes de la importancia que conllevan en esa primera imagen que el niño tiene de la escuela.  A partir de esto, presenta una imagen de un tejido y propone analizarlo, buscarle un significado. Luego explica que es una palmera, un tipo de palmera que descubrió y que le llamo la atención el entramado del tejido de la misma, que sostiene al tronco de la palmera y lo habilita a crecer. Hace el paralelismo con el entramado que el docente debe crear para habilitar al niño a crecer.
A continuación cuenta que la conferencia va a estar guiada por diapositivas que llevan la teoría y luego va a ir entramando un diálogo entre las diapositivas y sus opiniones.
En primer lugar cita a “Victor Giorgi”, quien habla de la producción de subjetividades y plantea que para él, las mismas son las diferentes formas de construcción de significados, de interacción con el universo simbólico - cultural que nos rodea, las diversas maneras de percibir, sentir, pensar, conocer y actuar, las modalidades vinculares, los modelos de vida, la relación con el pasado y el futuro, la articulación entre uno mismo y los otros. Es parte de los procesos de autoconstrucción de los seres humanos a través de sus prácticas sociales.
Adriana plantea que el desarrollo del niño es su principal preocupación, y cuenta que ella era directora de un jardín de infantes, y una vez, la auxiliar de sala de 3 años se enfermó y ella tuvo que ocupar su puesto. Había 6 niños que les costaba mucho integrarse, lloraban, golpeaban a los papas, etc. Uno dejo de concurrir y no volvió más. Los otros 5 después de mucho tiempo de estar con las madres, de proponer juegos especiales de desapego, pudieron integrarse positivamente.  Esto la llevo a pensar en qué estaba pasando, y que hubiese pasado si la maestra no hubiese intervenido en ese proceso de separación, si no hubiese habido  una intervención del maestro adecuada y oportuna en este período de vida.
A continuación podemos ver en las diapositivas diferentes conjuntos de prácticas sociales que propone Giorgi para la modelación de la subjetividad. Estos son: el lugar del sujeto en el grupo de referencia, las relaciones predominantes (familias, amigos), criterios de prohibición y permisibilidad, derechos y obligaciones, imágenes, modelos y valores circulantes por todos los medios de comunicación.  Adriana explica, entonces, que de alguna forma, todo lo que rodea al niño, interviene en el desarrollo de su subjetividad. Además agrega que en la producción de subjetividades la cultura adquiere una especial importancia como articuladora entre lo individual y lo colectivo, lo simbólico y lo histórico, posibilita la inscripción del sujeto en enunciados identificatorios.
Adriana vuelve a nombrar  la experiencia contada anteriormente, y comenta que las tácticas de crianza tienen que ver en cómo ese niño llega al jardín de infantes y como se integra, que tienen que ver con lo cultural, hasta qué punto las familias  le facilitan o dificultan la entrada a la sociedad.
Agrega que en estos tiempos las subjetividades están cambiando, los niños no son los mismos que antes, y los maestros tampoco, pero que tenemos que prepararnos para recibir este cambio de los niños. Estamos en un mundo de fluidez, en un espacio donde no hay cosas ni formatos seguros, donde no se sabe qué va a pasar mañana, donde el orden familiar está cambiando, y los niños están acomodándose a todos estos nuevos formatos.
 Entonces propone que la idea es que el maestro pueda intervenir en estos procesos mediante diversas acciones: Educar, Entramar, Conectar, Vincular, Sostener , Alternar, poner en relación, crear lazos, Ritmos que sostienen, que ligan, Plantear un entramado estructurante, Producir subjetividades.
En otro momento cita a otra autora  “SILVIA BLEICHMAR”que dice: “no hay subjetividad que no se inscriba en el marco de lo social, vale decir de las relaciones con el otro humano que la produce” la subjetividad es intersubjetividad.”                                                                              Y explica que es en el encuentro con el otro que el niño comienza a ser un sujeto diferente. Esos primeros años de vida, su relación con su madre y su padre, donde se construye el ser humano como diferente de la madre. Esto nos crea un dique de contención, donde lo traumático, lo inexplicable, es una experiencia compartida que permite que el sujeto no se sienta solo o aislado.  Si hay otro que refleja, sostiene y funciona como objeto espectacular e idealizado, siempre hay posibilidades de generar estructura psíquica.  
Planea que esto es importante en cuanto a la labor del docente, el docente que mira a los ojos se siente, el vinculo entre las miradas, el mirar al alumno, el servirle de espejo, el saber que lo estamos atendiendo, que consideramos importante lo que esté pasando por él. Por eso es interesante estimular la narrativa, no solo del espacio áulico, sino también de la historia personal. Habilitar espacios de la maestra hacia el niño en donde ellos puedan contar. No hay aprendizaje que no se produzca desde el vínculo.
 Además agrega que cuando los adultos dejan de lado sus funciones, y se ve claramente una falta de límites y tendencias hedonistas, cuando faltan momentos lúdicos, de intercambio, ahí es donde  se abre un espacio a los “comportamientos indeseados”,  a la “indisciplina”, al “bajo rendimiento”, al “desinteres” o a la “violencia”, como se suele caracterizar en varias instituciones.
Adriana comenta que el fracaso escolar puede incidir en todo el transcurso del niño en la escuela y de la lectura que el maestro tiene que hacer de estas caracterizaciones, ya que esos niños tienen determinados problemas de atención, porque esos estímulos no los dejan aprender, porque probablemente esta abatallado de estímulos. Al niño le cuesta prestar atención a los múltiples estímulos simultáneos, porque es difícil seleccionar a que atender para aprender. El docente debe tener interés y pasión para darse cuenta de estas situaciones.
Cuenta que los niños, estando con otros niños, estando en un ambiente de juego, en un ambiente estimulante, de alegría, placentero, aprenden. La calidad del vínculo es decisiva, y tiene consecuencias en las relaciones sociales futuras y en el desarrollo intelectual. Lo deseable y eficaz es que permita la separación, la exploración del mundo y el establecimiento de relaciones con otros adultos y el niño. El apego puede asumir distintas modalidades según el grado de disponibilidad afectiva del adulto.
Adriana toma como referente a Winicot, que dice que  la madre debe frustrarlo a veces al niño para que el construya el desapego, debe dejarlo para luego encontrarse de nuevo, el niño debe saber que a veces la madre se va, pero vuelve. Es decisivo para que el niño pueda acogerse a la sociedad, lo que hace que sea sujeto. Esas madres que frustran y responden a las necesidades del niño, que saben porque llora su hijo, también sabe no estar, y responder a él en cierta forma luego de que el niño la llame. No estar antes, estar cuando el niño lo solicita. Así el niño entiende que es comunicándose con ella que la madre va a responder.
Adriana plantea que es así también como la maestra debe cumplir la misma función, habilitarlo  al niño a que se comunique. Debe escucharlo y establecer un vínculo con él, debe ponerlo en un lugar de saber, en el construir un afecto mútuo. Al niño le enseñamos a ponerse en el lugar del otro, al tener conciencia de que el otro sufre, los adultos deben guiar al niño a ser humano, a empatizar con el otro.
 A continuación vuelve a  a la experiencia contada anteriormente, y nos cuenta que considera que esas madres no establecieron un apego seguro con esos niños y que esos niños necesitaban tenerla como un objeto transicional, mientras ellas estaban los niños se conformaban. Luego de un tiempo los niños se relacionaron, disfrutaban jugando con sus pares, pudieron integrarse y jugar con los demás.  Y se pregunta: ¿Qué hubiera pasado con esos niños si no hubieran ingresado a un jardín de infantes? ¿Qué hubiera pasado con ese vínculo inseguro, donde tampoco había otro adulto que ayudara a esa separación en forma más feliz?
Contestando su pregunta continúa explicando que cuando la familia o la escuela dejan vacios los espacios de contención, se puede iniciar una búsqueda de elementos extraños que sirvan para saciar y aplacar que alcanzan a ser una puesta en acto, ya sean juguetes, ropas, golosinas, etc.  Muchas familias no están con los niños y cuando llegan le compran objetos y piensan que eso es lo que los hacen feliz. Pero sin embargo, lo que el niño necesita es la presencia de un adulto, responsable que lo proteja, que lo cuide y que lo guie.                                Padre y maestro deben tener autoridad, no como autoritarismo, sino como esa imagen de alguien que sabe, tienen que tenerlo para que el niño se sienta seguro, cuidado, con posibilidad de elegir, elegir lo que a el le va a hacer bien, lo que lo va a ayudar a crecer.
Plantea que para aprender se necesitan dos personajes: un enseñante y un aprendiente, junto con un vínculo que se establece entre ambos. Para aprender el ser humano debe poner en juego su organismo, su cuerpo y su inteligencia, que interaccionan con sus deseos.
A continuación cita a ALICIA FERNANDEZ que habla del aprendizaje y dice que el mismo es un proceso cuya matriz es vincular y lúdica, y su raíz corporal. Desde el principio hasta el final el aprendizaje pasa por el cuerpo, el placer está en el cuerpo, todo cuerpo vibra con el placer del dominio adquirido. El espacio educativo debe ser un espacio de confianza, libertad y juego.                                                                                                                                                           Luego muestra fotografías de diferentes momentos en un jardín de infantes, momentos de juego, juego simbólico, juego trabajo, construcción, todos momentos en que se relaciona con los otros para obtener un resultado.
Explica que el YO se desarrolla y estructura en presencia de otro que funciona como espejo, reflejando esas primeras percepciones de lo que va siendo esa persona en devenir. Los niños necesitan ser mirados.  Es importante abrir el dialogo, que se construye simplemente con un gesto.
Por último vuelve nuevamente a la imagen de la palmera, y hace una reflexión sobre la misma, donde se ve que la trama se “destramó” y empieza otra vez a construirse y explica que esto es lo que puede hacer la maestra, volver a entramarlo, junto con las redes sociales, la comunidad, la escuela, los compañeros, la familia que son los que participan de este entramado. El maestro debe intervenir para que ese proceso sea disfrutable.
Para finalizar propone dejarnos una lista de vocablos a modo de resumen, seleccionados por ella, y que proponen una asociación libre a partir de todo lo conversado en esta conferencia. Estos son:
Escucha, intimidad, respeto, confianza,  mirada, contención. sostén, promoción, atención, aceptación, participación, reflexión, historizar, habilitar, afiliar, inscribir, presencia, proyectos, autonomía, autoría, ENTRAMAR. 
Y concluye sosteniendo que estas palabras  tienen un peso significativo muy grande para el rol docente y principalmente para el maestro de educación inicial, de su intervención oportuna y su intencionalidad en generar el clima áulico de confianza y disfrute para niños y adultos.



RELATOS PEDAGÓGICOS

“Sentimientos Encontrados”


Hace algunos años, en la última etapa de la escuela secundaria comencé a plantearme qué era lo que quería estudiar en un futuro. Muchas carreras y profesiones se me venían a la mente, pero dos de ellas predominaban en la lista: Licenciatura en Psicología y Profesorado de Maestra Jardinera. En el transcurso de mis pensamientos una frase se repetía en mi entorno:

-       “Estudia otra cosa, las maestras no ganan nada, no vas a tener futuro”

-       “Pensá en tu futuro, en tu economía”


Al escuchar estas palabras, terminé anotándome en el CBC para seguir la carrera de Licenciatura en Psicología en la Universidad de Buenos Aires. Tardé dos años en terminar el CBC, todo me resultaba denso y complicado, la mayoría de las materias no eran de mi agrado, pero seguí y lo termine, pensando siempre en que era una etapa que debía atravesar para poder estudiar lo que quería, motivándome hasta arrancar realmente con la carrera que había elegido.                                   Entre a la Facultad de Psicología  y comencé a cursar las primeras materias: Estadística, Psicología General y Neurofisiología. En la cursada me iba relativamente bien, había aprobado los primeros parciales y estaba a punto de rendir los segundos. Pero empecé a sentirme desmotivada, comencé a leer cada vez menos los apuntes y a faltar a clases sin motivos…Llegó el momento de rendir los segundos parciales y los aprobé pero de todas las materias debía rendir finales.

      Empecé a prepararme para los mismos, cada vez con menos entusiasmo… Hasta que un día sucedió algo que no esperaba, una pérdida personal muy importante, demasiado, que me hizo repensar el sentido de la vida y preguntarme:

-       ¿Tiene sentido dejar de hacer lo que uno realmente quiere en la vida por lo que los demás te digan, por sus opiniones o consejos? Si en este mundo no sabemos que puede pasar el día de mañana, podemos estar o no…
-        
En ese momento decidí dar un vuelco en mi vida y dedicarme a lo que quise hacer desde muy chica y que había dejado de lado por lo antes mencionado.
No me presente a rendir los finales que debía, y decidí anotarme en el Profesorado de Nivel Inicial. Comencé a vivir la vida de otra manera, disfrutando cada minuto que pasaba con las cosas que realmente desea y que me hacían feliz…

Así fue como hace 4 años me decidí y me propuse dar todo de mi para lograr la meta que tanto quería cumplir, la de enseñar a los más pequeñitos.
Luego de haber pasado por diferentes materias, seminarios, talleres, me di cuenta que esto era lo que realmente necesitaba. Dedicaba mi tiempo y mis ganas, lo disfrutaba.

Pero llegó el momento más difícil, era hora de poner en práctica dentro de una sala todo lo aprendido, debía realizar mis prácticas del Taller 3 en Jardín Maternal. El sentimiento que predominaba en mi era el miedo. Mis primeras prácticas, mi primer contacto con nenes en el ámbito de un jardín y con delantal puesto,  mis primeras planificaciones, materiales, que podría hacer con nenes tan chiquitos, cómo sería llevar a la práctica todo lo aprendido, cómo comunicarme con ellos que recién están comenzando a vivir, cómo los entendería si algunos ni siquiera hablan, cómo me llevaría con las maestras, ¿tendrían ganas de que alguien estuviera observando su trabajo y “metiéndose” con su grupo de niños? Todo eso daba vueltas en mi cabeza.

Llegó el día de comenzar las prácticas, me designaron el jardín Estatal del Hospital Durand y la sala de un año. Ese día vino acompañado por un torbellino de sensaciones que me acechaban: miedo, dudas, nervios, ansiedad, felicidad. Pero puedo asegurar que al entrar en la sala y al sentir el buen recibimiento de las docentes y de los nenes, todo eso se fue opacando y con el pasar de los días se fue convirtiendo en disfrute, en felicidad.

Fue así que pude relacionarme con los chicos de una manera especial, como un nuevo sostén para ellos, estando a su disposición cuando ellos lo necesitaran, siempre junto a sus maestras. Asimismo pude relacionarme de la mejor manera con las docentes, pensando juntas cual era la mejor opción para trabajar con ese grupo de niños, que estrategias utilizar y  poco a poco las planificaciones fueron saliendo mejor de lo que pensé.             Debía hacer 3 secuencias didácticas, y decidí realizar una de expresión corporal, una de juego heurístico y una de Psico -Motricidad.

La primera estaba compuesta por actividades con diferentes pañuelos, telas, cintas, y pelotas. La segunda estaba compuesta por varias canastas con diferentes materiales de la vida cotidiana para que los nenes pudieran explorar. La tercera se basaba en una secuencia con cajas de cartón para incentivar el arrastre mediante sogas atadas en las cajas, y luego diferentes materiales que podían ser introducidos en la misma, hasta llegar a hacerle agujeros con diferentes formas y entregarles esas formas para que ellos encastren.
           
Todo estaba planificado, pensado y repensado, organizado. Sin embargo no se me quitaban los nervios y el miedo de implementar por primera vez sola dentro de una sala, y con nenes tan chiquitos.
Llegó el día, la primera actividad que realice fue con telas de diferentes tamaños, algunas tiradas en el piso y otras atadas por la sala, de pared a pared por ejemplo, de tal manera que permitían diferentes intervenciones con las mismas. Tal como lo había planificado, preparé el escenario cuando los nenes estaban en Educación Física y cuando regresaron los invité a que ingresen a la sala. Sin decir una palabra deje que los nenes comiencen a interactuar con las telas, y luego de un tiempo, casi naturalmente, los nenes comenzaron a sumarme a su juego. Me acercaban las telas, se escondían detrás de ellas; y así fue como entre a relacionarme. Por momentos me acercaba a cada uno de ellos y realizaba diferentes movimientos y acciones con las telas, por otros volvía a mi papel de observadora…Al cabo de un tiempo decidí terminar la actividad y dejar ese interés abierto para otro momento.

Todas mis dudas se habían despejado, el miedo se había ido, y me había quedado una hermosa sensación. Pude observar a los nenes disfrutando de la actividad, de cada cosa que hacían o hacíamos juntos.
Había podido superar ese obstáculo que desde el principio me paralizaba, la actividad había salido mejor de lo que esperaba y los nenes naturalmente se apropiaron de lo que les había ofrecido.

A partir de esta experiencia pude concluir en que las primeras veces siempre cuestan, siempre nos generan un “no se qué” que nos hace dudar si estamos haciendo las cosas bien, nos revolucionan. Pero también aprendí que hay que aprender a enfrentarse con ese torbellino de sensaciones, superar los obstáculos que estas nos generan y permitirnos vivir las sensaciones placenteras, emocionantes y gratificantes que dan cuenta de todo el esfuerzo que pusimos para llegar y que realmente vale la pena.

Al terminar mis primeras prácticas en ese jardín, al realizar las siguientes y hoy en día trabajando como docente de sala,  sigo confirmando que la decisión que tome, el cambio que hice en mi vida, fue realmente correcto.

Mi meta en la vida, definitivamente es brindarle a los niños de las nuevas generaciones que están por venir, nuevas experiencias, sensaciones, valores, saberes y mucho más.

Volver a reflexionar sobre lo que vivimos, reflexionar en el instante sobre lo que estamos viviendo, y poder hacer algo al respecto es la clave para poder disfrutar de lo que hacemos en la vida y sobre todo en esta profesión, para poder recrear nuevas experiencias maravillosas que enriquezcan el universo de cada uno de nuestros alumnos.